Peak wood

 

 

Días 20, 21 y 22 (Myanmar): Travesía de tres días por Inle Lake.

Peak wood

 Así me lo escribió Sandi en el diario al día siguiente por la mañana, nada mas desayunar en el patio del Templo Budista, indicando que era el nombre del animal al que pertenecían los colmillos que yo había adquirido la noche anterior.

 

Se trataba de una dentadura completa fracturada en 4 partes, con un gran colmillo cada una de ellas. Grande en comparación con el resto de dientes que apenas medían unos milímetros, el colmillo mas grande apenas mide 2 cm. Ideal para colgantes.

 

 

Todo había comenzado la noche anterior mientras ESTA y yo disfrutábamos de una partida de dados. Habíamos terminado de cenar sentados en el suelo sobre unas alfombras de caña y con una mesa que estaba a un palmo del suelo, todo eso ocurría la segunda noche del treking del “Inle Lake”, en el patio del templo budista donde íbamos a pasar la noche. 

 Cuando llegó el autóctono (uno del lugar) con los dientes, nuestros compañeros de ruta, 8 en total, se encontraban dispersos por el patio o entretenidos con sus cosas, nosotros hacía tiempo que habíamos perdido el interés por las amenas conversaciones que tenían, de las cuales no entendíamos nada, por lo que decidimos echar una partida al mentiroso.

 

La mesa iluminada por dos pequeñas velas que indicaban el tiempo que quedaba para tener que ir a acostarnos, se encontraba llena de los restos de lo que fue una suculenta cena. Las botellas de cerveza, el ron y el tabaco, era lo que mas destacaba la luz de las velas en esos momentos.

 

Sin ser dura, la travesía de este día se hizo muy larga, con interminables paradas en las que aveces podíamos incluso participar en un partido de fútbol, o echar una pequeña siesta, en esta ocasión, estuvimos andando mas de dos horas sin sol hasta llegar al monasterio, y ademas nos tuvimos que desviar, ya que si queríamos birra había que comprarla antes de llegar al templo que se encontraba en mitad de la montaña.

 

 

Los compañeros de viaje, el clima, todo ha sido un poco casualidad, la noche anterior al treking ESTA había vomitado varias veces en el autobús nocturno que nos llevaba a Kalaw desde donde comenzaba el recorrido y hasta el último momento que vimos que se encontraba bien, no decidimos apuntarnos.

 

Se trata de un treking con poco interés montañero y turístico ya que la mayoría del paisaje está desforestado. Una travesía ascendente por un valle para alcanzar la cresta y seguirla sin dificultad hasta cambiar de valle y así llegar al lago.

 

Sobre todo lo demás, destacaban los campos de chili, encontrándose estos en periodo de recolección. El chili es esa cosa que parece un pimiento pequeño y es fino y alargado, como el dedo meñique y que puede ser verde o rojo. Aquí, a todo le ponen de eso, todas las comidas van con picante y siempre hay un bote extra por si te quieres añadir.

 

Pronto se sentó el autóctono a mi izquierda y aunque no hablaba ingles, le entendí mejor que al canadiense, a los ingleses, a la americana y a la australiana, que eran nuestros compañeros de ruta. Tras presentarnos, lo primero fue invitarle a un chupito de ron y luego a otro, y luego un cigarro. No tardó a sentirse cómodo a mi lado.

 

 

A los pocos minutos comenzó a contar su hazaña, y para ello sacó del bolsillo interior de su camisa vieja de caza, una bolsa en la que guardaba la dentadura del animal. Enseguida entendí que se trataba de algún animal típico o importante. Sus gestos y gritos mientras contaba como lo había cazado, enseguida atrajeron la atención del resto de compañeros que se habían desperdigado por el patio.

 Alzaba las manos paralelas, apuntando a lo alto y a la izquierda, como si portase una escopeta e imitaba dos disparos y luego los gritos del animal, aunque cuando imitaba los gritos del animal, lo que pretendía era explicarme de que animal se trataba por lo que en varias ocasiones, repitió el grito o sonido que hacía el animal, pero no lo reconocí. El resto de compañeros que se iban uniendo a la fiesta se quedaban anonadados contemplando la escena: Con la mandíbulas ensangrentadas sobre la mesa, con gestos y palabras yo le explicaba al hombre que quería que me regalase el juego de dientes, mientras que le ponía algún chupito.

 

Desde el primer momento que sacó de la bolsa el juego de mandíbulas y lo montó como si su propietario los llevase puestos, entendí que eso lo debía de conseguir como fuese, para regalárselo a mi colega J J, un loco de la historia y la montaña y los animales y no se de que mas cosas. Con él recorrí un país buscando los cuernos de una cabra.

 

 

El autóctono al ver mis intenciones, después de que yo ya me había apoderado de los dientes, consiguió que se los devolviese por lo que enseguida le ofrecí un cigarro que le quité de los labios y me guardé de nuevo, cuando aparentaba que le iba a dar fuego. Y comencé a ofrecerle un trato de mandíbula a cambio de tabaco lo que no le pareció suficiente. Con rapidez le ofrecí un chupito de ron de la botella que había comprado en uno de los poblados por los que habíamos pasado durante la ruta. Una botella de unos 250cl (lo normal son 750 o 1.000), de la que quedaba aproximadamente la mitad.

 

El resto de compañeros no comprendían el porqué de tanto interés en esas mandíbulas, mas bien les daban asco ya que tenían algo de sangre reciente. Mi agresividad en el regateo manifestaba el grado de mi interés en el trofeo, tenía que conseguírselo.

 

Mientras regateábamos, me explicaba el uso que se le podía dar a las mandíbulas. Me decía que se podían hacer 4 colgantes, un regalo ideal para una mujer o un guerrero.

 

Tras ofrecerle un chupito, se lo quite con gracia de las manos y me lo bebí yo. Al final, mi nuevo amigo abandonó el lugar con la media botella de ron que me quedaba y tres cigarros, mientras que las mandíbulas quedaron en mi poder.

 

Una interesante velada que llegaba a su fin con la combustión de las velas. Pronto nos reagrupamos. En la estancia del patio, estábamos cenando mas o menos separados 4 grupos de treking, y se fueron a dormir todos menos los hispanos: dos argentinos, dos chilenos, dos catalanas y nosotros. La velada se alargó, hasta que vinieron a tirarnos ya que no dejábamos dormir a los monjes con nuestros gritos. Hay que ver lo que uno aprende. Y lo divertidos que son esta gente.

 

Un bonito lugar que no pudimos apreciar hasta que amaneció.

 

 

Y este es el atractivo real de este lugar. Sus gentes y sus templos.

Nota: No he descubierto de que animal se trata.

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Comentarios: 1
  • #1

    Japama (viernes, 03 marzo 2017 09:37)

    Por cierto, no he explicado bien lo del Peak Wood. Tras media hora de conversación con el autóctono, éste me regaló las mandíbulas y luego no se porqué, me las quitó. De ahí mi enfado.


Recordemos el Titulo del relato:

"Estando bien, sintiéndome mal"

 De vuelta de la aventura, las cosas se ven de otra forma: sabes que al abrir el grifo de la ducha, el agua va a salir caliente. Que la cena te va a gustar, que en el armario hay ropa limpia, sabes que en la panadería bajo tu casa, hay pan. Hay tantos datos y estadísticas que uno puede pasar su vida dentro de una zona de confort. Y esto es respetable.

 

En la zona de confort, se trata siempre de ir por la calle mas ancha, por la calle que tiene mas luz, se trata de volver por el mismo camino que ya conoces. Se trata de volver a pedir de comer, lo que has descubierto que te gusta, aunque si uno lo piensa bien, todos esos platos que pruebas primero, son los que te dan la experiencia.

  

Aunque el relato no esté escrito de forma cronológica, el viaje duró un total de 35 días, por lo que sabiendo el nº de día, se deduce si es al principio, a mitad o al final.

En relación al viaje:

 

Pai

(Tailandia, día 28 del viaje)

Pai es un lugar conocido entre otras cosas por el nº de curvas que hay desde Chian Mai. 762 en total, a las 4 de la tarde que llegamos y pegando el sol, enseguida me sentí rodeado de una multitud de turistas europeos y americanos y la maquina de asfaltar la calle, había echado 4 dedos de asfalto a la salida de la estación de autobuses, justo después de que entrásemos con la mini van, y a 50m venía la apisonadora, y salimos como pudimos cruzando sobre el alquitrán caliente y sin aplastar, que nos hacia hundirnos 2 o 3 cm. Y la Guest House que habíamos mirado, estaba completa y la siguiente y la siguiente, y la siguiente, y toda la calle llena de gente y paraetas y las Guest, Full. Al llegar a la Guest xxxx que tenía una entrada un poco lúgubre o mas bien que enmascaraba lo que realmente había dentro, por 10€ la noche alquilamos una especie de cabaña, se trataba de una habitación con baño, nevera, aire acondicionado y una terracita con dos sillones. Hasta aquí, uno de los datos a recordar sería como asfaltaban, cuando yo me fui, habían asfaltado todas las calles importantes de Pai.

 Y tras relajarnos y llenar la nevera de bebida, fuimos a cenar pizza tras esperar mas de 1 hora bla, bla, bla,. Al día siguiente alquilamos una moto, fuimos a visitar el entorno y en un local de copas y relajación retirado del asfalto junto a un río, discutí con un tailandes sobre lo mal que me estaba sintiendo en Tailandia. En ese momento, me dí cuenta de que estaba en un lugar distinto a lo que yo había vivido en Myanmar. Tras un negocio fallido en ese local y una pequeña discusión con el dueño, mi mente y mi cuerpo adoptaron otra actitud, la actitud de relajarse y disfrutar, yo siempre digo que a mi, también me gusta el buen vino. Y eso es Pai. 

 A partir de ese momento, todo era cada vez mas fácil. Tras todos esos días de viajes frenéticos, habíamos encontrado el lugar donde la gente va a relajarse y eso se contagia. Calles llenas de turistas en las que no se oía nada. La mayor parte de la oferta hotelera son Resorts, nuestra cabaña se encontraba elevada un par de metros sobre un fantástico jardín repleto de arboles y plantas y muchas flores y 3 grandes telarañas que nos protegían desde el centro del jardín, y agua y todo muy arreglado. Enseguida llene la nevera de birras, con un Seven Eleven cerca, todo se ve de otra forma.

 Una noche, se convirtió en 4 días 3 noches y porque no nos quedaban mas. Yo también me iría ahí a vivir.

Una buena compañía para compartirlo ha sido fundamental. ESTA, se ha comportado como una campeona y eso que parte de una estricta zona de confort. Sabe todo lo que le gusta y lo que no.

 

 

Deambulando por Kaosan (Bangkok) con mi camiseta nueva de Pai, a lo lejos comenzó a gritarme un Guiri: I Love Pai, I Love Pai, I Love Pai. Yo también lo amo, le respondí.

Podría contar mil cosas buenas de Pai, pero eso hay que ir y verlo.

Myanmar

 

 

Días 06 al 27: 21 en total.

La planificación para recorrer el país, ha sido sencilla. Con la idea de que ESTA se sintiese segura, el viaje se ha organizado según lo establecido en la guía de viaje de “Loney Planet”. Y es un problema el verte envuelto de personas que viajan con la misma guía… No obstante reconozco que es una forma sencilla de facilitar el acceso a este tipo de viajes. Y así lo hemos hecho nosotros.

 

Después de establecer un libro de ruta (un folio donde indicaba donde íbamos a dormir cada día y lo que había que ver), lo hemos seguido durante todo el viaje, no hemos encontrado nada mejor. Se trataba de una planificación abierta que hemos seguido frenéticamente y es que no te puedes quedar parado.

 

Yangon, Kimpun, Malamawuine, setze vich, hpa-an, Mawey, Bagan, Inle Lake, Psipaw y Mandalay han sido nuestro recorrido. Fácilmente visible en el mapa adquirido en la librería Patagonia de la C/ Hospital en Valencia. Para las largas distancias hemos empleado buses nocturnos y el resto, en todo tipo de vehículos.

 

Lo que mas me ha llamado la atención, es que todo el mundo nos saludaba y la amabilidad con la que nos trataban, lo que incluye mujeres y niños, algo poco habitual.

 

 

Que aburrido…

 Respecto a la comunicación ha sido sencillo, viajando acompañado pierdes esa necesidad de comunicarte. Menos nosotros, “todo el mundo hablaba ingles”, incluso los autóctonos y si no, avisaban a alguien que lo sabía. Los turistas, conversaban en ingles y eso que eran de distintos países y continentes, lo que pronto nos hacia perder el interés por sus anécdotas.

Para conseguir alimentación, cobijo, birra, tabaco, autobuses, trenes, flit (para los mosquitos), y todo lo que hemos necesitado, no hemos tenido ningún problema, nos entendíamos mejor con los asiáticos que con los europeos. Puede que nos hayamos perdido grandes conversaciones y entrañables anécdotas, pero nosotros estábamos ahí.

 

 

 

 

Lo del regatear, ha sido sencillo mientras aplicaba técnicas aprendidas en Marruecos, no obstante estos también son comerciantes por lo que nunca se les va a engañar. Muchos son los tratos que he cerrado para comprar regalos y en todos me he ido satisfecho y eso es lo principal del regateo. La técnica pasa por decir que no entiendes el idioma (en mi caso es correcto) y comenzar con el precio del artículo (un bolso, unas pulseras,…) o servicio (un taxi, un masaje) escrito en tu diario. A partir de ahí hay que conseguir antes de pujar, que el otro escriba otra cantidad mas reducida (y llevamos una de ventaja por no haber pujado antes). A partir de ahí, hay que llegar a un acuerdo, hay que entender que no tiene sentido regatear por cifras minúsculas y menos enfadarse. Yo mi primera puja siempre la hago desorbitadamente baja para ver la reacción del otro y luego vuelvo a subir el precio (por escrito en el diario) perdiendo la ventaja que llevaba. Y sin llegar nunca a la mitad del precio, al 50%, para luego aceptar su precio inicial por dos prendas, o tres.  

 

Para ESTA, ha sido mas complicado, tras muchos intentos, al final no cerraba ningún trato. Aún dándole yo instrucciones por la espalda, se sentía violenta al intentar que le rebajasen el precio. En la zona de confort, la seguridad te la dan los precios fijos, aquí, cuando te das cuenta de que alguien te ha vendido un producto a mitad de precio y que está contento siendo que tú habrías pagado el doble… te hace sentirte engañado.

Su primera adquisición, fue una pulsera de Jade. Estando yo posicionado a su espalda, constantemente me iba consultando el regateo y yo le iba aconsejando, consiguiendo que se la rebajasen bastante. En Pai nos pidieron por una pulsera igual, 4 veces mas que lo que habíamos pagado en Myanmar.

 

Como anécdota personal en el regateo, contar que en un pueblo me encapriche de un artículo aparentemente artesanal y tras una primera negociación, me pidieron 67.000 Kiats (lo que vienen a ser 45€), lo cual me pareció una cantidad excesiva, por lo que lo deje ahí y me lo fui a estudiar al hotel. En el regateo, la cosa estaba clara, iba a comenzar la puja por 20.000 para llegar a 35.000 que me puse como límite. Con el regateo estudiado y dinero suficiente en el bolsillo, me dirigí al establecimiento con la intención de llevarme el artículo y ya ves, no estaba el chico que me había atendido unas horas antes, por lo que me atendió una chica.

Al preguntarle el precio me escribió en la agenda 30.000 y yo pensé: pero si le iba a pagar 35.000. Al final me lo quedé por 30.000 y me regalaron un gran gong y unas campanas. Y todos contentos. Lo has pillado?

 

 

Respecto al regateo, lo que diferencia unas zonas de otras, es que en las que están repletas de turistas, no se regatea, los precios están desorbitados ya que los pagamos.

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Comentarios: 1
  • #1

    Pepe Arnal (domingo, 05 febrero 2017 21:17)

    Como siempre.... pero tengo ganas de que me lo cuentes en directo, jajaja....