El Sur.

Mareas!


Esto es mi experiencia personal al realizar este recorrido.

Cabo Froward.

 

Punta Arenas (Chile).

Del 20 al 23 de Enero de 2018.

 

Participantes: El de siempre y Santi. Y para terminar la última etapa fuimos acompañados de una pareja de chilenos (de Punta Arenas).

Todo comenzó el jueves 18: Desde El Calafate (Argentina), ya había decidido trasladarme a El Chalten (una población cercana) para realizar en el Flyt Roy (Un pico singular) la ruta que no había realizado en las Torres del Paine, cuando me llamó Santiago: mira Toni que he cambiado los planes para que me puedas acompañar a la ruta de la que te hablé, quedamos mañana lo organizamos y la hacemos. Son sobre 4 o 5 días me dijo. Todo un poco precipitado, aunque después de dos noches en el camping de El Calafate, necesitaba algo de rectitud en mi vida.

Enseguida compré el billete del Bus y al día siguiente en 12 o 14 horas me planté en el hostel en que Santiago estaba alojado, nada parecido a lo que yo había conocido anteriormente en Punta Arenas: con billar, y músicos, y guías de las Torres del Paine, y las paredes pintadas, y zona de fumadores, pero igualmente lleno de buena gente que pronto me invitaron a sus casas.

La idea era realizar un recorrido que le había dicho “Uno”, una ruta lineal de un total de 85 km en autosuficiencia en la que había que cruzar dos ríos dos veces. Y que tanto el recorrido como el cruzar los ríos dependían de las mareas para lo cual él tenía una tabla en la que explicaba a qué hora la marea estaba alta o baja. Y que podíamos realizar solo la ida y volver haciendo barco-stop.

 

Y yo le preguntaba: ¿pero estas seguro de que esa ruta se puede hacer?, que tiene que ver las marea con la ruta?, podemos recargar los móviles? hay agua por el camino?, y entonces me hablaba de la persona que le había hablado de esta ruta: se trataba de un Ruso que vagaba por el mundo, al que había conocido personalmente. En fin, con sus palabras y mi experiencia, enseguida encontré la ruta en wikiloc y la descargué para poder seguirla en caso de necesidad. Santi ya había organizado la aproximación que finalmente realizamos con el coche del dueño del hostel.

No tardamos en hacer la lista de la compra y abastecernos en un supermercado cercano, podíamos haber sobrevivido el doble de días con la comida que llevamos a la espalda.

 

Desde Punta Arenas, sale una carretera hacia el sur que se acaba a unos 70km, es lo más al sur que se puede ir en vehículo en el continente. Se trata de 70km de carretera que discurren frente a playas y zonas rocosas, y segundas viviendas, y zonas industriales de desguace de barcos. Se trata del Estrecho de Magallanes en sus últimos kilómetros habitados, a la otra vertiente la llaman Tierra de Fuego y aunque yo quería pensar que el nombre estaba relacionado con volcanes, se debe a las fogatas que la gente hacía. Toda la playa con marea roja, o sea, plagada con un alga natural que intoxica al marisco. Todo muy bonito y muy natural.

Desde el final de la carretera se inicia la ruta del Cabo Froward, y además se accede a un cerro importante de la zona, y los últimos kilómetros de carretera, discurren por un bosque junto a la playa que estaba plagado de carpas (o tiendas de campaña). Todo verde y frondoso junto al mar.

Por una u otras cosas, todo comenzó muy tarde y sin saber hasta dónde había que llegar, no obstante, había que hacer al menos 20km diarios o más, con las mochilas rondando los 20kg. Aunque nosotros teníamos nuestras ventajas ya que anochecía pasadas las 23:30 y amanecía sobre las 04:00 y eso da para mucho en montaña.

 

Y resulta que los primeros kilómetros de la ruta te llevan hasta el faro San Isidro en dos horas por una espectacular playa, que luego se repite todo el tiempo y si uno es más valiente y llega hasta la antigua ballenera, cruza por un bosque que igualmente luego es el que se repite. En fin, nosotros seguimos y cruzamos también la turbera, una de las zonas complicadas de la ruta.

Sin senda que seguir, se andaba por la orilla de la playa, lo que en todo momento exigía algo: si andabas por gravilla un sobre esfuerzo físico al hundirte, si ibas por rocas extremabas la precaución de colocar bien el pie, si las rocas resbalaban por las plantas o la humedad había que cambiar la técnica para desplazarse y no podías dejar de prestar atención, y los largos cementerios de grandes árboles de más de 50m de longitud y 80cm de diámetro que se alineaban sobre las playas de arena oscura, esos te exigían disfrutar del espectacular paisaje.

Varios tramos de playa se sortean, evitando así algún espigón o alguna zona rocosa que con la marea alta no se podía cruzar. Para ello había que introducirse en la selva y en todos los casos las sendas te subían a un collado o a un mirador, sendas que ascendían por pronunciadas pendientes embarradas (si llovía)  sorteando una naturaleza virgen en la que convivían grandes troncos tumbados de árboles muertos con el resto de vegetación toda frondosa. Mientras ascendías por la selva, cada vez que levantabas la vista te dabas cuenta de que el siguiente tramo te iba a ser imposible de realizar bien por el tronco que había cruzado en el camino, por el desnivel, por la cantidad de vegetación. Al llegar a la zona conflictiva, enseguida resolvías como solucionarlo: unos troncos había que saltarlos, otros con la rodilla y algo más en tierra se pasaban por bajo, en muchas ocasiones una cinta atada a una rama te descubría una nueva dirección. Eso sí, la mochila además de pesada era de gran volumen por lo que dificultaba mucho la progresión.

 

A uno de estos tramos que sortea un espigón, se le llama la turbera y además de largo y pesado, es técnicamente difícil de cruzar sin meter al pie hasta más de la rodilla en una charca con materia orgánica en descomposición, unos chicos que repetían la ruta lo habían cruzado en chanclas.

Más de 20km que nos hicieron llegar hasta el primer rio donde hay campamentos a ambos lados, el motivo es poder esperar para cruzarlos según estén las mareas. Nosotros acampamos después de cruzarlo y no fue tan fácil ya que la travesía se realiza introduciéndote hacia el mar.

 

Con al agua hasta los huevecillos tienes que ir buscando por donde no te va cubriendo más. Nos costó cruzarlo, el suficiente tiempo como para que perdiese el sentido en varios de los dedos del pie.

Una buena fogata, una cena semifrondosa, dos chupitos y todo reventado a dormir mientras anochecía.

 

No serían ni las 23:30 cuando me acosté, justo cuando comenzaba a chispear, acompañado por un fuerte viento que hacía crujir los arboles con su balanceo.  Decidí que con tanto crujir los arboles al moverlos el aire, no podía prevenir el que me cayese una rama de árbol sobre la tienda por lo que dejé de darle importancia. Aunque todas las ramas que había recogido para hacer el fuego, estaban entorno al campamento. 

Lo que comenzó chispeando, continuo con el diluvio universal acompañado de fortísimos vientos y aunque estábamos resguardados entre los árboles, estos chirriaban y la lluvia nos escurría desde los árboles en abundancia (mucho mejor que si lloviese de lado), aun así, la tienda tenía dos pequeñas entradas de agua.

Gran parte de mi confort en la montaña viene determinado por el saco de dormir ya que he dejado de pasar frío desde que lo tengo. Y Santiago, me ofreció espacio en su carpa nueva marca Doite de dos plazas en caso de emergencia por lluvia.

Y pasaban las horas y cada vez llovía lo mismo, y el aire no paraba.

 

Y si me cambiaba a la tienda de Santiago, iba a chopar todo durante la mudanza, igual más que con las goteras. 

Y subió la marea y lo que habían sido rumores de olas lejanas, ahora golpeaban con el viento que arrastraban, la parte trasera de mi carpa. Y para salvaguardar el saco (que no se puede mojar), cambie la distribución de la carpa y realicé dos diques de contención de agua: uno con la toalla y otro con calcetines y otras ropas, uno a cada lado de las esterillas.

 

Resultado: a la mañana siguiente, el saco estaba seco y la tienda en perfecto estado. Aun así, la carpa estaba montada a menos de 10m de donde las olas arrastraron restos orgánicos. Llegada la calma, no fue necesario madrugar ya que habíamos descubierto que para hacer la ruta que pretendíamos, había que hacer una pequeña etapa el día siguiente hasta el otro río (no recuerdo si eran 2 km 4 horas o al contrario) y sin desmontar el campamento y sin mochila, ir al cabo Froward y volver la siguiente jornada.

Al finalizar la relajada jornada acampamos junto a tres carpas solitarias, en lo que viene a ser una zona de selva llana justo antes de cruzar el segundo rio, en la que se han limpiado espacios para poder acampar, en el centro dispone de un pequeño y artesanal techado a base de largas ramas, donde compartir el fuego.

 

 Pronto vimos cómo los dueños de las carpas cruzaban el río aprovechando la marea baja, volvían del cabo Froward sin mochilas, igual que nosotros íbamos a hacer el día siguiente. Cuatro participantes que llegaron de dos en dos. Y eso si es un error, dejar compañeros retrasados. 

Fuimos a contemplar como cruzaban y enseguida comenzaron a contarnos sus peripecias para llegar al cabo y una hora después llegó la pareja que faltaba, estos recogieron agua algo salada para cocinar puré de patatas (ya no hace falta ponerle sal decía la chica). En un momento, estábamos los 6 compartiendo el fuego y anécdotas mientras cenábamos.

Uno de los dos que llegaron primero, llevaba un corte de unos 2cm sobre la oreja izquierda, fruto de una caída de camino al cabo. Enseguida la otra pareja intervino y nos informó de que ellos también se habían caído los dos, aunque no tenían heridas. Nos contaban lo difícil y peligroso que había sido el camino, tanto que nos asustaron. Se habían caído 3 de 4, el 75%. Tanto nos asustaron sus historias que nos apartamos para deliberar, y lo que me decía Santi: si te pasa algo a ti, no te voy a poder rescatar.

 

Dejamos pasar la noche y yo al despertar a la mañana siguiente ya había decidido dar la vuelta, al contrario que Santi que estaba decidido a llegar hasta donde se había caído el primero de los chicos, el de el corte en el Lobulo.

La poca información con la que partíamos para hacer esta complicada y divertida ruta, te hacía sospechar a veces con que era imposible de realizar. ¿Cómo íbamos a volver en barco-stop?, estuve pendiente de los barcos que divisaba por el estrecho y era imposible hacer barco stop, pasó un carguero sin carga por la mañana y volvió por la tarde, y repitió al día siguiente. Además cruzaron tres o cuatro pesqueros en 17 horas, todos a más  de 500m de nosotros, aun si nos viesen y quisieran llevarnos, no se podían acercar a la costa, nosotros no podíamos nadar por lo fría que estaba el agua y además llevábamos grandes mochilas.

La teoría del Ruso hacía aguas, no era un problema pero había que volver desandando lo recorrido, después de pensar que un barco nos devolvería desde el Cabo Froward hasta Punta Arenas. Hasta tal punto vimos imposible el que nos recogiese un barco, que íbamos a dejar las mochilas en el campamento y realizar la ruta sin peso que es lo que hacían los escasos senderistas del lugar. Un completo error el no distinguir los consejos, consejos de gente inexperta que nos hicieron abortar, consejos que desvirtuaron la teoría del Ruso ya que debíamos haber avanzado conforme a la historia que inició esta ruta, y haber llegado al faro con nuestras mochilas y haber intentado volver en barco stop, ya que SI es posible volver desde un pequeño embarcadero usado para retirar la basura que se acumula en el Cabo F.  

En fin, las historias de nuestros nuevos e inexpertos amigos, con los que compartíamos fuego en el último campamento, nos hicieron desistir de nuestro objetivo y por una u otras cosas descubrimos que no habría sido dificultoso para nosotros.

 

Unos días más tarde me encontré a los 4 chicos en Punta Arenas y aunque se alegraron mucho de verme les recriminé el que no me dijesen que eran inexpertos en montaña. Habían motivado nuestra retirada, sin un motivo cierto. Habían sufrido accidentes por jugar donde requiere atención, por correr por donde requiere destreza,.. 

Con todo el día por delante comenzamos a desandar la corta etapa del día anterior, no sin antes comprobar la peligrosa zona donde se había caído la mañana anterior, el del corte en el lóbulo parietal izquierdo, a 20 minutos nos dijo que estaba. Y no entiendes que Santi se decida a ir solo y tú te quedes esperando en la playa. Y fue y volvió pero no se puede consentir que un grupo de dos se separe, creo que esta espera fue lo más duro de la ruta para mí. Yo le había dado unas sencillas instrucciones de como andar por terreno resbaladizo y me contaba cómo había llegado más allá de donde se había producido la caída y que habíamos pasado por zonas más complicadas y con todo eso, nos dimos la vuelta siendo que teníamos tiempo y comida de sobra.

Teníamos varios datos para realizar la vuelta: que completábamos en poco tiempo la etapa, que la marea bajaba a las 21:00 lo que posibilitaría cruzar el rio, que según cuando cruzásemos pasaríamos la zona de la turbera (3 o 4 horas) o acamparíamos nada más cruzar, que el agua está demasiado fría para meter el cuerpo completo aunque seas capaz de levantar la pesada mochila. Con todo ello estuvimos esperando, paseando, tirando piedras, haciendo fuego, comiendo, dibujando, descansando, hablando, escribiendo y pensando más de 4 horas junto al último río a cruzar, hasta que nos pareció que la mare había bajado suficiente.

Y con la ruta dibujada en la mente, se pasaba por unos 200m de agua donde había que descubrir por donde cubría menos. Desde la playa lejos del río, se avanzaba en perpendicular hasta cerca de la rama de un árbol clavado en la arena, donde se gira a la izquierda para cruzar la salida del rio y llegar a la otra orilla. Y con el agua tocando las mochilas nos tuvimos que dar la vuelta y redibujar la ruta en la mente y tras intentarlo por otro lugar volvimos al inicial y recortamos la perpendicular y pudimos cruzar con el agua por los huevecillos. Yujuuuu.

 

Estaba claro que acampamos ahí, era demasiado tarde para cruzar la turbera, una pareja que llegaba por detrás, lo tuvo más fácil ya que había estado viendo todas nuestras maniobras mientras andaba toda la playa y habían visto por donde habíamos cruzado nosotros. Al día siguiente, los conocimos.

Junto a este rio hay dos zonas de acampada y nosotros ya habíamos visto que en la más alejada se estaba muy bien. Con el campamento montado y la hoguera a tope, una botella de whisky de 200ml que Santi llevaba para tomarla en el cabo fue la recompensa de la jornada, eso sí, en la playa sobre un gran tronco viendo como pasaba un crucero por el Estrecho de Magallanes a la puesta del sol, pa que más. Santi es de secano y todo este viaje lo ha planificado en torno al mar.

A la mañana siguiente, mientras recogíamos las tiendas nos adelantaron Francisco y Jessica, una pareja de Punta Arenas a los que posteriormente dimos alcance en la turbera (una zona con materia orgánica en descomposición que filtra el agua). La pareja estaba haciendo la ruta hasta el Cabo Froward en 6 días lo que incluía hacer la etapa que nosotros teníamos prevista en dos. Al final finalizaron con nosotros un día antes. Se hizo una parada técnica en lo que en su día pudo ser un gran refugio, siendo actualmente un cómodo techado para refugiarse, totalmente descuidado. Mucho antes de finalizar la etapa nos habían invitado a cenar en su casa esa misma noche o la siguiente, aquí la gente es así. Francisco murió ahogado mientras pescaba unos días más tarde, durante un viaje que nos contó que iba a hacer mientras caminábamos juntos. Habiendo compartido apenas unas horas con él, podría contar multitud de cosas buenas y como transmitía buen rollo con sus palabras, sus gestos y su sonrisa. Au Fran.

Finalizada la ruta en la zona cero, hasta donde llegan los coches, nos despedimos de Fran y Jessi y el primer vehículo que pasó nos llevó hasta el Hostel. Dos Canadienses que observaban aves nos abrieron hueco en su vehículo lleno de cámaras fotográficas, trípodes, prismáticos, para nosotros y nuestras mochilas. Y con la despedida de Santiago que enmascaraba un posible reencuentro, finaliza esta historia. En el Hostel donde conocí a dos chicos que luego me acompañaron en otras aventuras. Luca, un italiano con el que me fui a Ushuaia y Pedro de Puerto Montt al que fui a visitar posteriormente y con el que recorrí lagos, cascadas, volcanes, restaurantes, palacio de conciertos, piscifactorías de salmones, playas volcánicas, miradores, la gasolinera donde luego estaba toda la fiesta, y un sinfín de cosas mas.

Usuaia 2018: Tierra de fuego.

SUR AMÉRICA

Fecha: del 09-01-2018 al 010-02-2018.

Participantes: El de siempre.

Ruta: Por determinar.

Longitud / duración: 30 días, arreglo a seguro.

Acceso: AVE Valencia Madrid y avión a Santiago de Chile.

Material: De senderismo invernal: saco de -10º y tienda de dos para uno.

 

Reseñas utilizadas: Por distintos motivos, comenzó con la guía de Loney y así sigue.

 


Santiago

Es el principal núcleo urbano del país y su área metropolitana se conoce también con el nombre de Gran Santiago.

torres del paine

Es uno de los más grandes e importantes parques nacionales de Chile, y un área silvestre protegida.

ushuaia

Ushuaia es la Ciudad más austral del mundo, mientras que Hammerfest en Noruega es la Ciudad más boreal del mundo; ciudades gemelas en ambos confines del planeta.


Descripción:

 

            22/12/2017 viernes víspera de navidades. Día de sorteo.

 

Qué difícil es que un viaje salga adelante. Hoy ha estado todo el mundo esperando a que le tocase la lotería para hacer no sé qué o ir no sé dónde. Yo sin embargo he comprado los billetes para Santiago. Ciertas cosas, no se pueden dejar al azar. O igual ha sido Papa Noel.

 

Todas esas personas piensan que si tuvieran el dinero harían todas esas cosas, pero no es tan fácil, siendo el dinero un problema más a solucionar.

 

 

La salud, el trabajo, el dinero, las relaciones, el recorrido, la familia, el tiempo, la informática,… cada día es una cosa y todas te atrapan o te impiden.

 

 

Hoy, todo el mundo estaba pendiente del sorteo ya que el dinero es un gran problema en estos viajes.

 

El desembolso que supone la compra de los billetes del avión, fijan las fechas definitivas, lo siguiente es adaptar la planificación.

 

Objetivos:

 

-        Principales (montaña).

o   Torres del Paine.

o   Ushuaia.

o   Perito Moreno.

- Chiloe, Chalten,...

 

-        Secundarios (personales):

o   Viajar en auto-stop.

o   Dormir en casas. 

o   Disfrutar de la montaña.

Programación

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